19/01/2013

La llama sagrada

Cada civilización ha buscado en las estrellas imágenes de su cultura. Las que conocemos nosotros las hemos recibido de la mitología grecorromana, complementada con los viajes de descubrimiento de los navegantes europeos. Otros pueblos, naturalmente, han visto otras figuras (como el Choique del que ya hablamos). En el excelente Stellarium se pueden elegir las representaciones estelares de distintas culturas. Por ejemplo, donde nosotros vemos a Hércules, los antiguos egipcios veían un cocodrilo, y los chinos una cama de mujer.

Curiosamente algunos pueblos, además (¿o en lugar?) de encontrar figuras en las estrellas, dieron nombres a los espacios vacíos, las nubes oscuras de la Vía Láctea. No sé cuántos de mis lectores habrán visto estas regiones de oscuridad en la región más densa de la Galaxia. La verdad es que con el alumbrado público de las ciudades modernas, es bastante difícil ver siquiera el camino blanquecino de la mismísima Vía Láctea. Pero desde un lugar bien oscuro, en el campo, en la montaña, lejos de las ciudades, son impresionantes. Los meses del invierno austral, cuando el corazón de la Vía Láctea se cierne bien alto al comienzo de la noche, son la mejor época para verlas. 

Si uno toma una foto panorámica de la Vía Láctea es bastante fácil eliminar las estrellas individuales para que se destaquen la nubes oscuras. Si usamos el excelente panorama hecho por el Observatorio Europeo Austral queda así:


Las nubes oscuras se destacan perfectamente. En la región abultada central, que vemos mucho mejor desde el hemisferio sur que desde el hemisferio norte, se ven varias formas sugestivas. Allí los incas identificaron una llama, entre otras figuras. ¿La ven? Acá está, con el cuello estirado hacia la derecha. El Saco de Carbón era una Perdiz, y la nube del otro lado de la Cruz del Sur, un Sapo. Más difíciles de identificar (para uno, que no es inca) son las constelaciones oscuras detrás de la Llama: una Llama cría, un Zorro, un Pastor...

En una de mis fotos del cometa Lovejoy, tomada hace un año, capturé esa región del cielo. Pero no vi una llama. Ayudado por la línea recta de la cola del cometa, y por la posición de la Vía Láctea en esa madrugada de enero, no pude evitar ver... ¿Lo ven? El Saco de Carbón forma una cabeza y pico oscuros, mirando a la derecha. El cuello y lomo de la llama forman una aleta, curvada hacia atrás. La blanca cola del cometa ayuda a definir una panza... ¡Es un pingüino!



Notas
Ignoraba todo sobre estas constelaciones oscuras cuando una lectora del blog, llamada Nube, me lo preguntó en esta nota. A mi vez le pregunté a mi amigo Andrés Risi, del Planetario de Malargüe, quien me lo contó. ¡Gracias Andrés! Nube no tardó en encontrar una página con mucha astronomía inca (o inka) aquí.
La imagen de la Vía Láctea sin estrellas está basada en una del Observatorio Europeo Austral, una bellísima foto acreditada a Serge Brunier que vale la pena revisar. Está aquí.

9 comentarios:

  1. ¡Me alegro de haber colaborado! Sigo aquí,(casi) todos los sábados, tempranito... ¡mis cielos solo me permitan ver estas cosas en internet!
    Un gran abrazo!!!!

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  2. Gracias por compartir tan interesantes conceptos. Un abrazo grande!

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  3. te estoy viendo en vivo en tn! no te conozco pero te leo hace mucho. no imaginaba que también hablaras tan claro. un placer, felicitaciones.

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    1. Gracias, elcoco. El placer es mío al poder comentar estas cosas para toda la gente.

      Y gracias a todos por los comentarios.

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  4. Anónimo3/9/19 12:36

    Es cierto, se ve un pingüino :)

    Gabriela

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  5. el pingüino está clarísimo!! genial :)

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